Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Lávense y purifíquense; aparten de mi vista sus malas acciones. Dejen de hacer el mal, aprendan a hacer el bien, busquen la justicia, auxilien al oprimido, defiendan los derechos del huérfano y la causa de la viuda. Aunque sus pecados sean rojos como la sangre, quedarán blancos como la nieve. (Is 1:10, 16-20)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/031825.cfm
Nuestra comprensión del pecado rara vez coincide con lo que Dios nos pide. Casi nunca confesamos nuestros pecados contra la justicia. Defender a las viudas y a los huérfanos no te ganará muchos amigos en nuestro mundo controlado por multimillonarios, pero es precisamente lo que Dios exige de nosotros.