Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

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En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: “El Reino de los cielos se parece también a un hombre que iba a salir de viaje a tierras lejanas; llamó a sus servidores de confianza y les encargó sus bienes. A uno le dio cinco talentos; a otro, dos; y a un tercero, uno, según la capacidad de cada uno, y luego se fue. (Mt 25:14-20)
En la Parábola de los Talentos, siempre es bueno recordar que en la Biblia un talento no es necesariamente una habilidad. . . más bien es una medida de dinero, mucho, mucho dinero, ¡más de un millón de dólares! Entonces, la parábola que cuenta Jesús no es una ilustración de la vida cotidiana, sino que se trata del Reino de Dios. Como san Agustín lamentaba no haber pasado más de su vida trabajando por el Reino, rezaba a Dios: "¡Tarde te amé, oh Belleza siempre antigua, siempre nueva, tarde te amé!" Hoy también es el aniversario de mi mamá querida. Ella se ha ido 25 años. Y como Santa Mónica le pidió a su hijo Agustín que hiciera, es un privilegio para mí recordar a mi mamá siempre en el Altar del Señor.

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“Estén pues, preparados, porque no saben ni el día ni la hora’’. (Mt 25:1-13)
La parábola de las damas de honor es un maravilloso recordatorio para estar preparados para la venida del Señor. Como nos recuerda la antigua liturgia de San Juan Crisóstomo: para que podamos tener "una buena defensa ante el temible tribunal de Cristo". Hoy es la fiesta de Santa Mónica, la madre de San Agustín, cuya fiesta es mañana. Mientras agonizaba, le dijo a su hijo: "Acuérdate de mí siempre en el altar del Señor".

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Salmo Responsorial (Salmo 89)
R. Señor, llénanos de tu amor.
Llénanos de tu amor por la mañana
y júbilo será la vida toda.
Que el Señor bondadoso nos ayude
y dé prosperidad a nuestra obras.
R. Señor, llénanos de tu amor.
¡Qué salmo gozoso! Ser lleno del amor del Señor. . . para gritar de gozo y alegría todos nuestros días. Y la petición final: ¡Prospere la obra de nuestras manos! El trabajo de nuestras manos es construir un mundo de justicia donde todos puedan encontrar un lugar en la mesa de la familia humana.

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Salmo Responsorial (Salmo 138 )
R. Señor, tú me sondeas y me conoces.
¿A dónde iré yo lejos de ti, Señor? ¿Dónde escaparé de tu mirada? Si subo hasta el cielo, allí estás tú; si bajo al abismo, allí te encuentras.
R. Señor, tú me sondeas y me conoces.
El salmo de hoy nos recuerda que Dios nos conoce mejor que nosotros mismos. No hay ningún lugar al que podamos ir para escapar del "Sabueso del Cielo", como el poeta Francis Thompson se refiere a Dios:
Le huía noche y día
a través de los arcos de los años,
y le huía a porfía
por entre los tortuosos aledaños
de mi alma, y me cubría
con la niebla del llanto
o con la carcajada, como un manto.
La foto de hoy es de la litografía El Sabueso del Cielo, 1965, (The Hound of Heaven) por William Kurelek.

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Felipe se encontró con Natanael y le dijo: “Hemos encontrado a aquel de quien escribió Moisés en la ley y también los profetas. Es Jesús de Nazaret, el hijo de José”. Natanael replicó: “¿Acaso puede salir de Nazaret algo bueno?” Felipe le contestó: “Ven y lo verás”. (Jn 1:45-51)
Felipe no intenta convencer a Natanael con argumentos o pruebas. . . simplemente invita a Natanael a "Ven y lo verás". Quizás sea una lección sobre la evangelización que todos debemos aprender. La imagen de hoy es una estatua de San Bartolomé (que fue desollado vivo) que se encuentra en la Catedral de Milán.