Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.
- :
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús. Cristo se humilló por nosotros y por obediencia aceptó incluso la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre. R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús. (Flp 2:8-9)
Jesús se hizo uno de nosotros . . . hasta una muerte vergonzosa. Recuerdo bien sentado en la corte, contestando las preguntas de la juez. Y querían saber si yo estaba a favor de la pena de muerte. Mi respuesta: “No, señoría, porque eso es lo que hicieron con mi Señor”.
- :
R. El Señor cuidará a su pueblo como un pastor a su rebaño. Escuchen, pueblos, la palabra del Señor, anúncienla aun en las islas más remotas: “El que dispersó a Israel lo reunirá y lo cuidará como un pastor a su rebaño”. R. El Señor cuidará a su pueblo como un pastor a su rebaño. (Jer 31)
El Papa Francisco ha usado la figura bíblica del pastor y las ovejas para hablar de los ministros de la iglesia. Como dice el papa, el pastor debe oler a las ovejas. Jesús nos dice, “Yo soy el buen pastor, y conozco mis ovejas y las mías me conocen . . . y doy mi vida por las ovejas.” (Jn 10:14-15).
- :
R. Sálvame, Señor, en el peligro. En el peligro invoqué al Señor, en mi angustia le grité a mi Dios; desde su templo, él escuchó mi voz, y mi grito llegó a sus oídos. R. Sálvame, Señor, en el peligro. (Salmo 17)
A veces pensamos que nadie nos escucha, y que a nadie nos importa. Pero las Escrituras nos dicen que nuestros gritos lleguen a los oídos de Dios.
- :
R. El Señor nunca olvida sus promesas. Ni aunque transcurran mil generaciones, se olvidará el Señor de sus promesas, de la alianza pactada con Abraham, del juramento a Isaac, que un día le hiciera. R. El Señor nunca olvida sus promesas. (SALMO 104)
El Señor siempre se acuerda . . . de la Alianza, de la Tierra, de sus Promesas, de su Pueblo. Al contrario, nosotros tendemos a olvidar. Como decía el abuelo, “Cuando nos dejamos de recordar . . . nos olvidamos”. Que Dios siempre se acuerda de nosotros y nunca se olvida . . . esto es nuestra esperanza.
- :
El rey Nabucodonosor, estupefacto, se levantó precipitadamente y dijo a sus consejeros: “¿Acaso no estaban atados los tres hombres que arrojamos al horno?” Ellos contestaron: “Sí, señor”. El rey replicó: “¿Por qué, entonces, estoy viendo cuatro hombres sueltos, que se pasean entre las llamas, sin quemarse? Y el cuarto, parece un ángel”. (Dn 3:91-92)
Los tres jóvenes en el horno es una de las historias de la Biblia más impresionante. Dios siempre nos cuida aunque todo y todos están en nuestra contra.
