Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

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Pero Zacarías replicó: "¿Cómo podré estar seguro de esto? Porque yo ya soy viejo y mi mujer también es de edad avanzada". El ángel le contestó: "Yo soy Gabriel, el que asiste delante de Dios. He sido enviado para hablar contigo y darte esta buena noticia. Ahora tú quedarás mudo y no podrás hablar hasta el día en que todo esto suceda, por no haber creído en mis palabras, que se cumplirán a su debido tiempo". (Lc 1:5-25)
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El contraste entre los dos relatos de la anunciación en el Evangelio de Lucas es profundo. El sorprendente contraste entre el sacerdote Zacarías, que se niega a creer, y María, la joven de Nazaret, que confía "en que se cumplirán las palabras que el Señor le había dicho", cautiva el corazón. Oh Renuevo del tronco de Jesé, que te alzas como un signo para los pueblos; ante quien los reyes enmudecen, y cuyo auxilio imploran las naciones: ven a librarnos, no tardes más.

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Un ángel del Señor le dijo en sueños: "José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados". Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta Isaías: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros. (Mt 1:1-25)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/121823.cfm
"No tengas miedo". En el encuentro con Dios necesitamos oír estas palabras, porque, como Moisés, estamos pisando Tierra Santa. Oh Adonai, Pastor de la casa de Israel,
que te apareciste a Moisés en la zarza ardiente y en el Sinaí le diste tu ley: ven a librarnos con el poder de tu brazo.

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Hermanas y hermanos: Vivan siempre alegres, oren sin cesar, den gracias en toda ocasión, pues esto es lo que Dios quiere de ustedes en Cristo Jesús. No impidan la acción del Espíritu Santo. (1 Tes 5:16-24)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/121723.cfm
Hoy la liturgia nos llama a alegrarnos . . . porque el Señor está cerca: Aquel cuya venida esperamos colma de bienes a los hambrientos y despide a los ricos sin nada. Esta semana fuimos a comprar los regalos para los niños pobres. Ya estamos listos. Oh Sabiduría del Altísimo, que dispones todas las cosas con fortaleza y con suavidad, ven a enseñarnos el camino de la vida.

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En aquel tiempo, los discípulos le preguntaron a Jesús: "¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?" Él les respondió: "Ciertamente Elías ha de venir y lo pondrá todo en orden. Es más, yo les aseguro a ustedes que Elías ha venido ya, pero no lo reconocieron e hicieron con él cuanto les vino en gana. Del mismo modo, el Hijo del hombre va a padecer a manos de ellos". Entonces entendieron los discípulos que les hablaba de Juan el Bautista. (Mt 17:10-13)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/121623.cfm
Cada evangelista trata la relación entre Jesús y Juan el Bautista de manera diferente. El evangelio de hoy señala que los sufrimientos de Juan el Bautista prefiguran los sufrimientos de Jesús. Al entrar en la última semana de Adviento, Colombia inicia esta noche la Novena de Aguinaldos, que culmina en Nochebuena.

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Jesús dijo: "¿Con qué podré comparar a esta gente? Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dijeron: 'Tiene un demonio'. Viene el Hijo del hombre, y dicen: 'Ése es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores'. Pero la sabiduría de Dios se justifica a sí misma por sus obras". (Mt 11:16-19)
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Amigo de publicanos y de pecadores . . . de veras. Aquel cuya venida esperamos nos invita a sentarnos a su mesa y nos colma de rica comida y vino refinado y del don de sí mismo, y luego nos invita a satisfacer las hambres más profundas del corazón humano para que todos puedan encontrar un lugar en su mesa.