Cuando Jesús se acercaba a Jericó, un ciego estaba sentado a un lado del camino, pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntó qué era aquello, y le explicaron que era Jesús el nazareno, que iba de camino. Entonces él comenzó a gritar: "¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!" (Lc 18:35-43)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/111725.cfm
«¡Jesús, ten compasión de mí!». Y, por supuesto, Jesús la tiene. Pero ¿la tendríamos nosotros? Esa es la cuestión para todos nosotros. Santa Isabel de Hungría (1207-1231) tenía mucha compasión para con los enfermos y es la patrona de la Tercera Orden de San Francisco de Asís.
Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.
Santa Isabel de Hungría, 17 de noviembre
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