Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

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Salmo Responsorial
R/. El Amor y la Verdad se encontrarán.
¡Manifiéstanos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación! Su salvación está muy cerca de sus fieles, y la Gloria habitará en nuestra tierra. R/.
El Amor y la Verdad se encontrarán, la Justicia y la Paz se abrazarán; la Verdad brotará de la tierra y la Justicia mirará desde el cielo. R/.
El mismo Señor nos dará sus bienes y nuestra tierra producirá sus frutos. La Justicia irá delante de Él, y la Paz, sobre la huella de sus pasos.
R/. El Amor y la Verdad se encontrarán.
(Salmo 84)
Después de todo lo que hemos pasado en estos tiempos difíciles, necesitamos escuchar una palabra de amor y verdad, una palabra de justicia y paz, y la esperanza de la gloria de Dios que habitará en nuestra tierra.

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SALMO RESPONSORIAL
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
En tus libros se me ordena hacer tu voluntad.;
esto es Señor, lo que deseo
tu ley en medio de mi corazón.
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
(Salmo 39)
Hacer la voluntad de Dios es nuestro deleite—esto es la lección que los santos nos enseña. Santa Inés es una de muchas jovencitas que eran martirizadas en las antiguas persecuciones. Su valentía frente la tortura y la muerte todavía vive en la memoria y la liturgia de la iglesia.

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En aquel tiempo, Jesús entró en la sinagoga, donde había un hombre que tenía tullida una mano. Los fariseos estaban espiando a Jesús para ver si curaba en sábado y poderlo acusar. Jesús le dijo al tullido: “Extiende tu mano”. La extendió, y su mano quedó sana.
(Mc 3:1-6)
En los Estados Unidos, hoy es el día de la toma de posesión. Anoche, por primera vez durante esta pandemia, hubo un servicio en el Mall de Washington para recordar a los 400.000 estadounidenses que murieron por coronavirus. El servicio fue dirigido por el presidente electo, Joe Biden, y la vicepresidenta electa Kamala Harris y el nuevo arzobispo de Washington, el Cardenal Wilton Gregory. Joe Biden dijo: "Para sanar hay que recordar." Y hoy rezamos por el nuevo presidente y la nueva vicepresidenta. ¡Que Dios los bendiga en sus nuevos puestos de servicio al país! Y ¡qué Dios acabe con la pandemia y sane las heridas del país!

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Luego añadió Jesús: “El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el sábado. Y el Hijo del hombre también es dueño del sábado”.
(Mc 2:23-28)
¡Guauu, adios a la ley y al orden¡ Si el sábado (que es la ley) es para nosotros, entonces quizás su propósito no sea simplemente “ser obedecido”, sino hacernos más humanos. La policía del templo debe estar tirando de sus pelos.

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De igual manera, Cristo no se confirió a sí mismo la dignidad de sumo sacerdote; se la otorgó quien le había dicho: Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy. O como dice otro pasaje de la Escritura: Tú eres sacerdote eterno, como Melquisedec.
(Heb 5:1-10)
Cuando reflexionamos sobre la iglesia en los últimos 20 años, el problema del clericalismo ha pasado a primer plano. Entre los seminaristas se puede decir cuáles se van a convertir en un problema. Solo mire el tamaño de su alzacuellos, el tamaño "pontífice # 3" (1.5 pulgadas) es un claro indicio, así como las estampillas de ordenación con "Tú eres un sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec" impreso en ellos. Siempre es bueno recordar que esas palabras están dirigidas solo a Jesús en el Nuevo Testamento, nuestro gran sumo sacerdote. Por el bautismo TODOS nos hemos convertido en el pueblo sacerdotal de Dios. Aquellos en la iglesia que hoy llamamos “sacerdotes”. . . no son sacerdotes, en realidad son presbíteros (ancianos). En español, cuando usamos el término "sacerdote" para ellos, es solo en un sentido secundario. Las primeras comunidades cristianas conocían la palabra “sacerdote” pero nunca la usaron para sus ministros. Las palabras obispo, presbítero, diácono no son del ámbito religioso, sino de la vida cotidiana. Obispo significa supervisor (administrador), como en una granja o en un negocio. Presbítero significa anciano. Diácono significa mesero de mesa (o servidor). Las palabras describen funciones, no alguna diferencia ontológica. El ministerio de Jesús no se trata de ser "apartado", sino de solidaridad, de hacerse uno con nosotros, por lo que “él puede comprender a los ignorantes y extraviados”.