Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

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¡Qué abundantes son tus obras, Señor!
Con tu sabiduría las hiciste todas,
la tierra está llena de tus criaturas.
Aquí está el inmenso y ancho mar,
allí un sinfín de animales marinos,
seres pequeños y grandes;
allí se deslizan los barcos
y Leviatán, a quien formaste para jugar con él. (Salmo 104:24-26)
Queremos compartir con ustedes la experiencia que vivimos de ver las ballenas jorobadas en Nuquí, Departamento de Chocó, Colombia. Las ballenas vienen de Antártica buscando las aguas calientes para tener sus ballenatos, los cuales pueden medir de 1-3 metros de largo y pesar hasta una tonelada. Había gente de todas partes del mundo: Estados Unidos, Francia, España, además de Colombia. ¡Es una experiencia maravillosa!

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Una nube ingente de testigos nos rodea: por tanto, quitémonos lo que nos estorba y el pecado que nos ata, y corramos en la carrera que nos toca, sin retirarnos, fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe: Jesús. (Heb 12:1-4)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/081422.cfm
La gran nube de testigos: que importante es la historia de aquellos que nos han precedido en Cristo. Contamos sus historias sabiendo que un día nosotros también ocuparemos nuestro lugar en esa gran nube. ¿Quién entonces contará nuestras historias?

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En aquel tiempo, le presentaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y orase por ellos. Los discípulos regañaron a la gente; pero Jesús les dijo: "Dejen a los niños y no les impidan que se acerquen a mí, porque de los que son como ellos es el Reino de los cielos". Después les impuso las manos y continuó su camino. (Mt 19:13-15)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/081322.cfm
Jesús y los niños es una imagen con la que todos podemos relacionarnos, especialmente las madres con bebés llorando. Los discípulos decían: “¡Nada de bebés llorando cerca de Jesús!” Jesús, por otro lado, simplemente levantó a los niños en sus brazos y luego les recordó a sus discípulos las prioridades del Reino. La foto de hoy es del Papa Francisco que bautizó a 33 bebés en la Capilla Sixtina. Les dijo a las madres que si su bebé lloraba, estaba bien seguir adelante y amamantarlo. A algunos cardenales no les hizo gracia.

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Extendí mi manto sobre ti y te cubrí con él; con juramento hice una alianza contigo, dice el Señor, y fuiste mía. Te lavé la sangre que te cubría y te ungí con aceite. Te puse vestidos bordados, sandalias finas, una banda de lino en la cabeza y un manto de seda. Te engalané con joyas: con pulseras y collares; te puse un anillo, aretes y una espléndida diadema en la cabeza; lucías joyas de oro y plata y vestidos de lino, de seda y de bordados. Te alimentabas con trigo fino, con miel y con aceite. Eras cada día más bella,tan hermosa como una reina. Entonces te envaneciste por tu belleza, te aprovechaste de tu fama para prostituirte y te entregaste a todo el que pasaba. Pero yo tendré presente la alianza que hice contigo cuando eras joven y haré contigo una alianza eterna. (Ez 16:1-15. 60, 63)
https://bible.usccb.org/es/bible/readings/081222.cfm
¡Qué poderosa descripción del amor eterno de Dios por nosotros!

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Arregla tus cosas como quien va al destierro, de día, ante la vista de todos y sal por la tarde, a la vista de todos, como salen los desterrados. Haz, a la vista de todos, un agujero en la pared y sal por ahí. Ante la vista de todos, échate tus cosas al hombro y sal en la oscuridad; cúbrete la cara para no ver el país, porque te he convertido en una señal para el pueblo de Israel’’. Hice, pues, lo que el Señor me había ordenado. (Ez 12:1-12)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/081122.cfm
Los actos proféticos y simbólicos son una parte esencial del ministerio del profeta Ezequiel, especialmente para aquellos que “tienen ojos para ver pero no ven, y oídos para oír pero no oyen”. Santa Clara escuchó la predicación de San Francisco de Asís y entregó su vida a Dios abrazando la pobreza y la humildad.