Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.
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El publicano, en cambio, se quedó lejos y no se atrevía a levantar los ojos al cielo. Lo único que hacía era golpearse el pecho, diciendo: ‘Dios mío, apiádate de mí, que soy un pecador’.
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/032622.cfm
La Oración de Jesús es antigua. Se basa en este pasaje del evangelio de Lucas: “Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, un pecador”. Seguimos rezando por Ucrania y por el fin de todas las guerras. El video de hoy es un cqnto tradicional afrocolombiano a la Virgen María, Sagrada Santa María.
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Por eso, al entrar al mundo, Cristo dijo conforme al salmo: “Aquí estoy, Dios mío; vengo para cumplir tu voluntad”. (Heb 10:4-10)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/032522.cfm
La consagración de "nuestras personas, la Iglesia y la humanidad entera, de manera especial Rusia y Ucrania", a Dios a través de las oraciones del Inmaculado Corazón de la Virgen María nos recuerda que seguimos las huellas de Jesucristo, que vino a traer la paz al mundo entero con su Cruz. Como dice el Papa Francisco en su oración, el Sí de María a Dios “abrió las puertas de la historia al Príncipe de la Paz”. A través de las oraciones del Inmaculado Corazón de la Madre de Dios, consagramos al Señor “el futuro de toda la familia humana, las necesidades y y las aspiraciones de los pueblos, las angustias y las esperanzas del mundo”. Que Dios nos guíe ahora por sendas de paz. Amén.
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Salmo Responsorial (Salmo 94)
R. Ojalá escuchen la voz del Señor: “No endurezcan su corazón”. Vengan, aclamemos al Señor, demos vítores a la roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos. R. Ojalá escuchen la voz del Señor: “No endurezcan su corazón”.
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/03242022.cfm
El salmo invitatorio, generalmente el Salmo 94 (95), es el salmo que inicia el primer oficio de oración del día en la Liturgia de las Horas. Nos “invita” a cantar con alegría, a escuchar la voz de Dios, a entrar a su presencia, y a no endurecer el corazón. El refrán: “Ojalá escuchen la voz del Señor: “No endurezcan su corazón” se escucha mucho durante la Cuaresma. Hoy continuamos nuestra oración por el pueblo ucraniano.
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En aquellos días, habló Moisés al pueblo, diciendo: Pero ten cuidado y atiende bien: No vayas a olvidarte de estos hechos que tus ojos han visto, ni dejes que se aparten de tu corazón en todos los días de tu vida; al contrario, transmíteselos a tus hijos y a los hijos de tus hijos”. (Dt 4:1, 4-9)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/032322.cfm
Como decía la vieja canción del musical, South Pacific, en otro contexto, “¡Tienes que ser enseñado cuidadosamente!” Aquellos de nosotros a quienes “se nos enseñó cuidadosamente” el amor y el respeto por todas las personas, estamos eternamente agradecidos por los padres y abuelos que tuvimos. Es una pena que otros hayan recibido el mensaje contrario. Seguimos rezando por Ucrania.
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Azarías, en medio del fuego, oró al Señor, diciendo: “Señor, Dios nuestro, no nos abandones nunca; por el honor de tu nombre no rompas tu alianza; Trátanos según tu clemencia
y tu abundante misericordia. Sálvanos con tus prodigios y da gloria a tu nombre”. (Dn 3:25, 34-43)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/032222.cfm
Las palabras de las Escrituras se convierten en palabras de oración y nos llevan a la fe y a la confianza en Dios para que nos salve. Con su país en llamas, el pueblo de Ucrania todavía reza. Como dice con orgullo su himno nacional: “¡Aún Ucrania no ha muerto”
