Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

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Todo el que invoque al Señor como a su Dios, será salvado por él.
Ahora bien, ¿cómo van a invocar al Señor, si no creen en él? ¿Y cómo van a creer en él, si no han oído hablar de él? ¿Y cómo van a oír hablar de él, si no hay nadie que se lo anuncie? ¿Y cómo va a haber quienes lo anuncien, si no son enviados? Por eso dice la Escritura: ¡Qué hermosos son los pasos de los que anuncian buenas noticias!”
(Rom 10:13-15)
Hoy es la fiesta de San Andrés, el hermano de San Pedro. Como dice San Pablo en la Carta a los Romanos, “¿Y cómo va a haber quienes lo anuncien, si no son enviados?” La palabra “apóstol” significa “el que está enviado”. San Andrés, como su hermano San Pedro, fue enviado para proclamar las buenas noticias del Amor de Dios. ¡Qué hermosos pasos!

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Sin embargo, Señor, tú eres nuestro padre;
nosotros somos el barro y tú el alfarero;
todos somos hechura de tus manos.
(Is 64:7)
Estamos empezando esta temporada del Adviento. Isaías, el gran profeta del Adviento, nos recuerda de que nosotros somos el barro y Dios es el alfarero. Para ayudarnos tenemos el calendario del Adviento con una sugerencias para cada día. Toca el link para descargar el calendario de la Conferencia Episcopal de los EE.UU.

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R/. ¡Ven, Señor Jesús!
Vengan, y puestos de rodillas,
adoremos y bendigamos al Señor, que nos hizo,
pues él es nuestro Dios y nosotros, su pueblo,
él nuestro pastor y nosotros, sus ovejas.
R/. ¡Ven, Señor Jesús!
(Salmo 94 & Apoc 20:20)
Velen, pues, y hagan oración continuamente, para que puedan comparecer seguros ante el Hijo del hombre’’. (Lc 21:36)
¡Ven, Señor Jesús, ven no tardes tanto!

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Luego vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían desaparecido y el mar ya no existía.
También vi que descendía del cielo, desde donde está Dios, la ciudad santa, la nueva Jerusalén, engalanada como una novia que va a desposarse con su prometido.
(Apoc 21:1-2)
¡Que visión . . . un cielo nuevo . . . una tierra nueva . . . un nuevo nosotros . . . algo que anhelar!

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Uno de los leprosos, al ver que estaba curado, regresó, alabando a Dios en voz alta, se postró a los pies de Jesús y le dio las gracias. Ése era un samaritano. Entonces dijo Jesús: “¿No eran diez los que quedaron limpios? ¿Dónde están los otros nueve? ¿No ha habido nadie, fuera de este extranjero, que volviera para dar gloria a Dios?” Después le dijo al samaritano: “Levántate y vete. Tu fe te ha salvado”.
(Lc 17:15-19)
¡Qué importante es el dar gracias! En la historia de los diez leprosos, es el extranjero que regresa a dar las gracias al Señor. Diez curados, uno solo salvado—el que regresó a dar gracias. Un día especial de Acción de Gracias es una parte de la historia de los Estados Unidos desde los españoles celebraron un día de acción de gracias el 8 de septiembre de 1565 en en lo que hoy es San Agustín, Florida. Y también otros inmigrantes celebraron un día de acción de gracias por la cosecha en Virginia y Massachusetts. El Día de Acción de Gracias tiene muchas buenas costumbres, pero para muchos el Desfile del día de Acción de Gracias de Macy's en Manhattan, Nueva York, con todos los globos es esencial. Este año con todos los requisitos de la pandemia, y con el fallecimiento de mucha gente, aún podemos dar las gracias al Señor y acordarnos de los difuntos con alegría. ¡Feliz Día de Acción de Gracias!