Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

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Nosotros, en cambio, somos ciudadanos del cielo, de donde esperamos que venga nuestro salvador, Jesucristo. El transformará nuestro cuerpo miserable en un cuerpo glorioso, semejante al suyo, en virtud del poder que tiene para someter a su dominio todas las cosas. Hermanas y hermanos míos, manténganse fieles al Señor. (Fil 3:17-4:1)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/110422.cfm
“Nosotros somos ciudadanos del cielo” . . . un maravilloso recordatorio de que el llamado nacionalismo cristiano es una mentira. San Carlos Borromeo (1538-1584) fue un reformador de la iglesia que demostró su valía tras el Concilio de Trento (1562-1563). San Carlos fue responsable de la creación de seminarios para formar sacerdotes y de la fundación de la Cofradía de la Doctrina Cristiana para enseñar la fe a niños y laicos. La foto de hoy es de la Catedral de Milán donde San Carlos era arzobispo.

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En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharlo; por lo cual los fariseos y los escribas murmuraban entre sí: “Este recibe a los pecadores y come con ellos”. (Lc 15:1-10)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/110322.cfm
El Señor siempre acogió a los que todos los demás rechazaron. Martín de Porres (1579-1639) era hijo ilegítimo de un noble español. Martín era de raza mixta: su madre era una esclava africana liberada de ascendencia nativa. Fueron abandonados por el padre y bajo la ley peruana, siendo mulato, Martín no tenía derechos. Finalmente fue aceptado por los dominicos que le dieron tareas de baja categoría para realizar. Trabajó en la enfermería y era conocido como curandero. Recuerdo cuando fue canonizado en 1962. Mi mamá trabajaba en el Hospital Beato Martín de Porres (una maternidad negra a cargo de las Hermanas de la Misericordia). Después de la canonización el hospital pasó a llamarse San Martín de Porres. ¡Las nuevas y brillantes letras de "san" se destacaron en el letrero del hospital!

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Dichosos los que mueren en el Señor. Que descansen de sus trabajos. Pues, sus obras los acompañan. (Apocalypse 14:13)
Concede descanso, oh Cristo, a tus siervos con tus santos,
donde ya no hay llanto ni dolor ni suspiro, sino vida eterna.
Sólo tú eres inmortal, creador y hacedor de la humanidad;
y nosotros somos mortales, formados de tierra, y a la tierra hemos de volver.
Por eso, cuando me creaste, tú dijiste: "Polvo eres y al polvo volverás".
Todos nosotros descendemos al polvo;
sin embargo, aun en la tumba elevamos nuestro canto:
Aleluya, aleluya, aleluya.
Concede descanso, oh Cristo, a tus siervos con tus santos,
donde ya no hay llanto ni dolor ni suspiro, sino vida eterna.
(Kontakion de los Difuntos, Liturgia Ortodoxa)
Dales, Señor, el descanso eterno. Y brilla para ellos la luz perpetua. Que descansen en paz. Amén. Y que sus almas y las almas de todos los fieles difuntos por la misericordia de Dios descansen en paz. Amén.

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Vi luego una muchedumbre tan grande, que nadie podía contarla. Eran individuos de todas las naciones y razas, de todos los pueblos y lenguas. Todos estaban de pie, delante del trono y del Cordero; iban vestidos con una túnica blanca; llevaban palmas en las manos y exclamaban con voz poderosa: “Amén. La alabanza, la gloria, la sabiduría, la acción de gracias, el honor, el poder y la fuerza, se le deben para siempre a nuestro Dios”. (Apocalypse 7:9-12)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/110122.cfm
La fiesta de hoy, la Solemnidad de Todos los Santos, y la de mañana, la Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos, son dos partes de una sola fiesta—recordando y celebrando todos los fieles que nos precedieron y nos transmitieron la fe. Por eso, ¡Feliz Día para ellos y para todos nosotros! Qué los sigamos caminando en la huellas de Jesús.

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Si alguna fuerza tiene una advertencia en nombre de Cristo, si de algo sirve una exhortación nacida del amor, si nos une el mismo Espíritu y si ustedes me profesan un afecto entrañable, llénenme de alegría teniendo todos una misma manera de pensar, un mismo amor, unas mismas aspiraciones y una sola alma. (Fil 2:1-4)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/103122.cfm
Tener un solo corazón y una sola alma nunca ha sido fácil para la iglesia. Hoy es un momento particularmente vicioso en la vida eclesiástica y política. Con tantos obispos y sacerdotes y personas en abierto desacuerdo con el Papa Francisco, la iglesia parece estar al borde del cisma. La iglesia primitiva no era mucho mejor, por eso tenemos tantas súplicas de San Pablo llamando a los creyentes a estar unidos en corazón y alma. Incluso el Señor oró por nosotros para que todos seamos uno . . . para que el mundo crea en Aquel a quien Dios ha enviado. Todavía no hemos prestado atención al mensaje.