Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

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En aquel tiempo, se presentó ante Jesús un doctor de la ley para ponerlo a prueba y le preguntó: "Maestro, ¿qué debo hacer para conseguir la vida eterna?" Jesús le dijo: "¿Qué es lo que está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?" El doctor de la ley contestó: "Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu ser, y a tu prójimo como a ti mismo". Jesús le dijo: "Has contestado bien; si haces eso, vivirás". El doctor de la ley, para justificarse, le preguntó a Jesús: "¿Y quién es mi prójimo?" (Lc 10:25-37)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/071022.cfm
¿Quién es mi prójimo? Bueno, lo que sigue es la Parábola del Buen Samaritano. Por supuesto, Jesús pone el mundo patas arriba y arruina una broma anticlerical perfectamente buena (el sacerdote y el levita ven al hombre medio muerto y lo pasan de largo) al hacer que el enemigo del hombre (el samaritano) sea el que le salve la vida.

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El año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor, sentado sobre un trono muy alto y magnífico. La orla de su manto llenaba el templo. Había dos serafines junto a él, con seis alas cada uno: con un par se cubrían el rostro; con otro, se cubrían los pies, y con el otro, volaban. Y se gritaban el uno al otro: “Santo, santo, santo es el Señor, Dios de los ejércitos; su gloria llena toda la tierra”. Temblaban las puertas al clamor de su voz y el templo se llenaba de humo. Escuché entonces la voz del Señor que decía: “¿A quién enviaré? ¿Quién irá de parte mía?” Yo le respondí: “Aquí estoy, Señor, envíame”. (Is 6:1-8)
https://bible.usccb.org/es/bible/readings/070922.cfm
Hoy empezamos a leer el libro del profeta Isaías en la Misa diaria. El llamado de Isaías es impresionante . . . así como el mensaje que trae el profeta del Dios que viene a salvarnos.

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“Israel, conviértete al Señor, Dios tuyo. “Pues sólo en ti encuentra piedad el huérfano”. Yo perdonaré sus infidelidades, dice el Señor; los amaré, aunque no lo merezcan, porque mi cólera se ha apartado de ellos. Seré para Israel como rocío; mi pueblo florecerá como el lirio. (Os 14:2-10)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/070822.cfm
La conclusión de la profecía de Oseas es una promesa de salvación de Dios, revelada en la justicia: Dios tiene compasión del huérfano.

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“Cuando Israel era niño, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo, dice el Señor. Yo fui quien enseñó a andar a Efraín, yo quien lo llevaba en brazos; pero no comprendieron que yo cuidaba de ellos. Yo los atraía hacia mí con los lazos del cariño, con las cadenas del amor. Yo fui para ellos como un padre, que estrecha a su creatura y se inclina hacia ella para darle de comer.
(Os 11:1-4; 8E-9)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/070722.cfm
Algunas de las imágenes más tiernas de todas las Escrituras . . . así es Dios con nosotros, el Dios que nos enseña a caminar, el Dios que sana.

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Siembren justicia y cosecharán misericordia; preparen sus tierras para la siembra, pues ya es tiempo de buscar al Señor, para que venga y llueva la salvación sobre ustedes. (Os 10:1-3, 7-8, 12)
A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: “Vayan y proclamen por el camino que ya se acerca el Reino de los cielos”. (Mt 10:1-7)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/070622.cfm
El mensaje NO es "¡Arrepiéntanse, este es el fin del mundo!" sino más bien “AHORA es el tiempo de buscar al Señor para que venga sobre nosotros la justicia”. El mensaje no es de “amenaza”, sino de “salvación”.